jueves, 23 de diciembre de 2010

15. HOCTÚN, AGOSTO DE 1872

El apellido Gamboa se puede encontrar con profusión en una amplia zona del centro del estado de Yucatán. La familia de la que aquí tratamos debió vivir en Hoctún al menos desde inicio del siglo XIX, por lo que resultaría interesante saber un poco sobre la vida en el pueblo en esas fechas idas.
El 13 de julio de 1872, Manuel Aldana Rivas, quien era el editor responsable del periódico La Revista de Mérida envió unas cartas a personas ilustradas de las poblaciones de Yucatán, para invitarlas a ser agentes corresponsales de esa publicación. En el caso de Hoctún, invitó a don Ignacio Gamboa, quien más tarde fuera llamado por sus contemporáneos el "Renán de Hoctún" por sus amplios conocimientos, y que publicó libros sobre filosofía, moral, ética y religión entre 1899 y 1914.
En la invitación de Aldana Rivas, pedía a los nuevos corresponsales que informaran semanalmente sobre los siguientes asuntos con referencia a sus pueblos:
1. Acontecimientos notables del lugar o puntos de su dependencia.
2. Estado del orden público.
3. Noticias relativas a la línea de defensa contra los bárbaros.
4. Movimiento agrícola y mercantil, con expresión de los precios por mayor de los principales productos del lugar.
5. Instrucción pública.
6. Religión.
7. Industria.
8. Artes.
9. Estado sanitario de la población.
10. Caminos.
11. Fenómenos raros de toda especie.
12. Costumbres e índole de los habitantes.
13. Todo lo que tenga relación con la geografía y la estadística.
De don Ignacio sabemos poco aún, pero respondió a la invitación de Aldana Rivas el 9 de agosto de 1872 y nos dejó una fotografía de Hoctún de valor incalculable, a pesar de la parquedad con que trata algunos de los temas requeridos, e ignora otros de los que no escribe palabra. Su respuesta se publicó en la entrega del periódico del 14 de agosto, y dice lo siguiente (usaré los números indicados antes como guía de la información que proporcionó Gamboa y haré algunos comentarios):
1. La fiesta principal de Hoctún se llevó a cabo del 1 al 6 de agosto. Hubo toros y bailes. En los tablados había más de cuatro mil personas y en los bailes hubo noche que se pusieron quince grupos de cuadrillas. En la Enciclopedia de los municipios de México indica que del 15 de julio al 6 de agosto se hace festejo en honor del Santo Cristo de la Transfiguración, que puede ser a la que se refirió en su informe el corresponsal. Sin embargo, en el Calendario de fiestas tradicionales de Yucatán no encontramos que Hoctún celebre una fiesta en agosto.
2. Sobre el orden público fue muy lacónico al designarlo como "inalterable".
3. Decía que "ningún plan de defensa hay en esta población contra este terrible enemigo [los bárbaros], por no existir guarnición ni armamento, ni pertrechos de guerra de ninguna clase. Cuando hemos tenido al enemigo a distancia de diez leguas, como cuando ocupó y destruyó el pueblo de Tibolón, nos hemos armado con escopetas recogidas a los particulares y a las haciendas y nos hemos puesto en guardia para esperarlo en la persuasión de que si avanzara nos protegerían los pueblos comarcanos". En 1872, Hoctún pertenecía al Partido de Beneficios Bajos con cabecera en Sotuta. Aclaremos que una legua en Yucatán es la distancia que se recorre a pie en una hora, y que por tanto puede variar entre tres y cuatro kilómetros. Tibolón, población del municipio de Sotuta, se encuentra al Sureste de Hoctún, a una distancia de entre 30 y 40 kilómetros.
4. Había dedicación exclusiva al cultivo del maíz y casi no se tenía comercio. Dos o tres años antes, inició la siembra de henequén y se tenían más de 500 mecates sembrados en sólo el casco de la población. Los habitantes continuaban sembrando henequén con el mismo ánimo con que empezaron. También había siembra de frijol menudo y del llamado "tsamá", de higuerilla, de pepita gruesa y menuda, el macal, la jícama, el sagú, los espelones, el cacahuate, chile, etc. Luego indicó el precio de la carga de maíz, aclarando que las milpas estaban por perderse por falta de un aguacero formal. El corresponsal además proporcionó los precios de la manteca, el sebo, los cueros de res al pelo, los cueros de venado, las cerdas, así como el aguardiente amargo y el anisado. Dado que no había mercado en el pueblo, los demás productos tenían precios variables.
5. Había una escuela pública con un preceptor, que debió ser lo que ahora llamamos una "escuela unitaria". La mantenía el erario y tenía 80 alumnos. El maestro ganaba 24 pesos mensuales. El corresponsal hizo un comentario ocasional sobre que el profesor, por más que se ufanara, no podría "compartir entre todos sus discípulos su enseñanza".
6. Sólo se profesaba la religión católica.
7. No comentó sobre el estado de la industria.
8. Había un taller de carpintería y dos de herrería.
9. No había ninguna enfermedad reinante.
10. No comentó sobre el estado de los caminos.
11. No comentó sobre fenómenos raros.
12. Los habitantes tenían un espíritu religioso, principios fijos e ideas liberales. Además, señaló que los hoctunenses habían probado estas características de su índole en repetidas ocasiones con hechos públicos. En torno a esta descripción, indicó que se parecían a todos los yucatecos, con diferencias según el grado de cultura.
13. No comentó sobre la geografía y la estadística del pueblo.
Por supuesto, esta fotografía de don Ignacio Gamboa mostraba lo que más le interesaba resaltar y evadía tratar sobre otros asuntos, quizá porque no aplicaban o porque no sabía o no le interesaban. No volvió a enviar otro comunicado al editor sino hasta el 2 de diciembre del mismo año, sólo para manifestar su opinión sobre la Guerra de Castas y repetir lo cerca de Hoctún que estuvieron los bárbaros cuando atacaron Tibolón.
En este pueblo vivían los Gamboa de mi familia. El esposo de la tía abuela Candita, don Victoriano Gamboa Sosa, era comerciante, y en los papeles que tengo de la familia se habla de sastres, músicos y otros varios oficios que realizaban las personas en este terruño familiar, del que seguiremos tratando cuando haya más información.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

14. PROEMIO A MI HERMANO NENO

Son muy gratos los primeros recuerdos que tengo de mi infancia en la casa de la calle 61, pero de entre todos ellos aquél que recuerdo con más viveza es el descubrimiento de mi hermanito William junto a mí. Es difícil describir cómo fue mi niñez junto a él... Sigue en mi memoria como la persona más bella que he conocido en mi vida, con su gran sonrisa, su ojos que ríen y su cabello rojo, siempre curioso, inquisitivo, travieso, sin estar quieto un momento...
También recuerdo su ingreso a la primaria, y la lucha de mi madre contra todos por los prejuicios que había con las personas zurdas. Le dijeron que eso era un vicio, que era cosa del diablo, que era manía y que él sería mala persona cuando creciera. Le recomendaron que le amarrara el brazo izquierdo, que se lo rompiera o quemara... Ella lo defendió siempre, lo justificó y lo ayudó con tareas y con cuanto problema tuvo... hasta el última día de su vida así fue.
Mi hermanito, don William John de Jesús Endean Gamboa, nació el 25 de diciembre de 1963. Fue hijo de Gloria Gamboa Gamboa y William John Endean. Se casó por primera vez en abril de 1987 con Yamile Rosado Abdala, y al año siguiente se divorciaron de una forma que llegó a pleito y causó gran disgusto a mi madre y enorme depresión a él. Tres años más tarde, se casó con Marlene Cervera Sáenz y tuvo tres hijos: Marlene Carolina, William Alexander y Marianne Jocelyn.
Desde muy chico, comencé a llamarle "Neno", a raiz de cierta preferencia que mi madre había mostrado para llamarlo cariñosamente. O sea, le empecé a llamar así por puro celo, aunque tiempo despues este apelativo se volvió muy natural y él sabe que lo llamo así.
Siempre ha sido juguetón y mujeriego, muy mujeriego, y una nube de féminas siempre ha revoloteado a su alrededor. Lo interesante es que esta conducta ha sido la causa de grandes pasiones de varias mujeres, quienes incluso buscaron a mi madre para tener sus favores -que creían les acercaría más a William- y la apapacharon hasta la demasía con regalos, viajes, cartas, comidas, etc.
Otro gran encanto de Neno es su portentosa memoria, que le ha permitido aprender varios idiomas, pues habla el español, el maya, el inglés, el francés, el alemán, el italiano, el portugués, el ruso, el japonés y lo dejé aprendiendo el chino mandarín. Estudió la carrera de ingeniería industrial, pero nunca la ha ejercido, pues siempre quiso trabajar como guía de turistas. Sin embargo, ese trabajo ha afectado su salud, además de que recientemente no le reditúa lo que necesita para mantener el ritmo de vida que acostumbra.
Mientras vivió mi madre, aunque cada quien estaba en su casa siempre hubo entre ellos una especie de simbiósis, aún más porque ella se ocupada de varios asuntos, pagos y cobros que él requería. Cuando murió mi madre hace dos años algo ocurrió... como que Neno perdió el rumbo... como que la vida dejó de tener sabor y color. Se está volviendo una sombra de lo que fue y de la belleza sólo quedan la sonrisa y la mirada, aunque a veces ésta parezca invertida en una infinita tristeza.