jueves, 23 de diciembre de 2010

15. HOCTÚN, AGOSTO DE 1872

El apellido Gamboa se puede encontrar con profusión en una amplia zona del centro del estado de Yucatán. La familia de la que aquí tratamos debió vivir en Hoctún al menos desde inicio del siglo XIX, por lo que resultaría interesante saber un poco sobre la vida en el pueblo en esas fechas idas.
El 13 de julio de 1872, Manuel Aldana Rivas, quien era el editor responsable del periódico La Revista de Mérida envió unas cartas a personas ilustradas de las poblaciones de Yucatán, para invitarlas a ser agentes corresponsales de esa publicación. En el caso de Hoctún, invitó a don Ignacio Gamboa, quien más tarde fuera llamado por sus contemporáneos el "Renán de Hoctún" por sus amplios conocimientos, y que publicó libros sobre filosofía, moral, ética y religión entre 1899 y 1914.
En la invitación de Aldana Rivas, pedía a los nuevos corresponsales que informaran semanalmente sobre los siguientes asuntos con referencia a sus pueblos:
1. Acontecimientos notables del lugar o puntos de su dependencia.
2. Estado del orden público.
3. Noticias relativas a la línea de defensa contra los bárbaros.
4. Movimiento agrícola y mercantil, con expresión de los precios por mayor de los principales productos del lugar.
5. Instrucción pública.
6. Religión.
7. Industria.
8. Artes.
9. Estado sanitario de la población.
10. Caminos.
11. Fenómenos raros de toda especie.
12. Costumbres e índole de los habitantes.
13. Todo lo que tenga relación con la geografía y la estadística.
De don Ignacio sabemos poco aún, pero respondió a la invitación de Aldana Rivas el 9 de agosto de 1872 y nos dejó una fotografía de Hoctún de valor incalculable, a pesar de la parquedad con que trata algunos de los temas requeridos, e ignora otros de los que no escribe palabra. Su respuesta se publicó en la entrega del periódico del 14 de agosto, y dice lo siguiente (usaré los números indicados antes como guía de la información que proporcionó Gamboa y haré algunos comentarios):
1. La fiesta principal de Hoctún se llevó a cabo del 1 al 6 de agosto. Hubo toros y bailes. En los tablados había más de cuatro mil personas y en los bailes hubo noche que se pusieron quince grupos de cuadrillas. En la Enciclopedia de los municipios de México indica que del 15 de julio al 6 de agosto se hace festejo en honor del Santo Cristo de la Transfiguración, que puede ser a la que se refirió en su informe el corresponsal. Sin embargo, en el Calendario de fiestas tradicionales de Yucatán no encontramos que Hoctún celebre una fiesta en agosto.
2. Sobre el orden público fue muy lacónico al designarlo como "inalterable".
3. Decía que "ningún plan de defensa hay en esta población contra este terrible enemigo [los bárbaros], por no existir guarnición ni armamento, ni pertrechos de guerra de ninguna clase. Cuando hemos tenido al enemigo a distancia de diez leguas, como cuando ocupó y destruyó el pueblo de Tibolón, nos hemos armado con escopetas recogidas a los particulares y a las haciendas y nos hemos puesto en guardia para esperarlo en la persuasión de que si avanzara nos protegerían los pueblos comarcanos". En 1872, Hoctún pertenecía al Partido de Beneficios Bajos con cabecera en Sotuta. Aclaremos que una legua en Yucatán es la distancia que se recorre a pie en una hora, y que por tanto puede variar entre tres y cuatro kilómetros. Tibolón, población del municipio de Sotuta, se encuentra al Sureste de Hoctún, a una distancia de entre 30 y 40 kilómetros.
4. Había dedicación exclusiva al cultivo del maíz y casi no se tenía comercio. Dos o tres años antes, inició la siembra de henequén y se tenían más de 500 mecates sembrados en sólo el casco de la población. Los habitantes continuaban sembrando henequén con el mismo ánimo con que empezaron. También había siembra de frijol menudo y del llamado "tsamá", de higuerilla, de pepita gruesa y menuda, el macal, la jícama, el sagú, los espelones, el cacahuate, chile, etc. Luego indicó el precio de la carga de maíz, aclarando que las milpas estaban por perderse por falta de un aguacero formal. El corresponsal además proporcionó los precios de la manteca, el sebo, los cueros de res al pelo, los cueros de venado, las cerdas, así como el aguardiente amargo y el anisado. Dado que no había mercado en el pueblo, los demás productos tenían precios variables.
5. Había una escuela pública con un preceptor, que debió ser lo que ahora llamamos una "escuela unitaria". La mantenía el erario y tenía 80 alumnos. El maestro ganaba 24 pesos mensuales. El corresponsal hizo un comentario ocasional sobre que el profesor, por más que se ufanara, no podría "compartir entre todos sus discípulos su enseñanza".
6. Sólo se profesaba la religión católica.
7. No comentó sobre el estado de la industria.
8. Había un taller de carpintería y dos de herrería.
9. No había ninguna enfermedad reinante.
10. No comentó sobre el estado de los caminos.
11. No comentó sobre fenómenos raros.
12. Los habitantes tenían un espíritu religioso, principios fijos e ideas liberales. Además, señaló que los hoctunenses habían probado estas características de su índole en repetidas ocasiones con hechos públicos. En torno a esta descripción, indicó que se parecían a todos los yucatecos, con diferencias según el grado de cultura.
13. No comentó sobre la geografía y la estadística del pueblo.
Por supuesto, esta fotografía de don Ignacio Gamboa mostraba lo que más le interesaba resaltar y evadía tratar sobre otros asuntos, quizá porque no aplicaban o porque no sabía o no le interesaban. No volvió a enviar otro comunicado al editor sino hasta el 2 de diciembre del mismo año, sólo para manifestar su opinión sobre la Guerra de Castas y repetir lo cerca de Hoctún que estuvieron los bárbaros cuando atacaron Tibolón.
En este pueblo vivían los Gamboa de mi familia. El esposo de la tía abuela Candita, don Victoriano Gamboa Sosa, era comerciante, y en los papeles que tengo de la familia se habla de sastres, músicos y otros varios oficios que realizaban las personas en este terruño familiar, del que seguiremos tratando cuando haya más información.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

14. PROEMIO A MI HERMANO NENO

Son muy gratos los primeros recuerdos que tengo de mi infancia en la casa de la calle 61, pero de entre todos ellos aquél que recuerdo con más viveza es el descubrimiento de mi hermanito William junto a mí. Es difícil describir cómo fue mi niñez junto a él... Sigue en mi memoria como la persona más bella que he conocido en mi vida, con su gran sonrisa, su ojos que ríen y su cabello rojo, siempre curioso, inquisitivo, travieso, sin estar quieto un momento...
También recuerdo su ingreso a la primaria, y la lucha de mi madre contra todos por los prejuicios que había con las personas zurdas. Le dijeron que eso era un vicio, que era cosa del diablo, que era manía y que él sería mala persona cuando creciera. Le recomendaron que le amarrara el brazo izquierdo, que se lo rompiera o quemara... Ella lo defendió siempre, lo justificó y lo ayudó con tareas y con cuanto problema tuvo... hasta el última día de su vida así fue.
Mi hermanito, don William John de Jesús Endean Gamboa, nació el 25 de diciembre de 1963. Fue hijo de Gloria Gamboa Gamboa y William John Endean. Se casó por primera vez en abril de 1987 con Yamile Rosado Abdala, y al año siguiente se divorciaron de una forma que llegó a pleito y causó gran disgusto a mi madre y enorme depresión a él. Tres años más tarde, se casó con Marlene Cervera Sáenz y tuvo tres hijos: Marlene Carolina, William Alexander y Marianne Jocelyn.
Desde muy chico, comencé a llamarle "Neno", a raiz de cierta preferencia que mi madre había mostrado para llamarlo cariñosamente. O sea, le empecé a llamar así por puro celo, aunque tiempo despues este apelativo se volvió muy natural y él sabe que lo llamo así.
Siempre ha sido juguetón y mujeriego, muy mujeriego, y una nube de féminas siempre ha revoloteado a su alrededor. Lo interesante es que esta conducta ha sido la causa de grandes pasiones de varias mujeres, quienes incluso buscaron a mi madre para tener sus favores -que creían les acercaría más a William- y la apapacharon hasta la demasía con regalos, viajes, cartas, comidas, etc.
Otro gran encanto de Neno es su portentosa memoria, que le ha permitido aprender varios idiomas, pues habla el español, el maya, el inglés, el francés, el alemán, el italiano, el portugués, el ruso, el japonés y lo dejé aprendiendo el chino mandarín. Estudió la carrera de ingeniería industrial, pero nunca la ha ejercido, pues siempre quiso trabajar como guía de turistas. Sin embargo, ese trabajo ha afectado su salud, además de que recientemente no le reditúa lo que necesita para mantener el ritmo de vida que acostumbra.
Mientras vivió mi madre, aunque cada quien estaba en su casa siempre hubo entre ellos una especie de simbiósis, aún más porque ella se ocupada de varios asuntos, pagos y cobros que él requería. Cuando murió mi madre hace dos años algo ocurrió... como que Neno perdió el rumbo... como que la vida dejó de tener sabor y color. Se está volviendo una sombra de lo que fue y de la belleza sólo quedan la sonrisa y la mirada, aunque a veces ésta parezca invertida en una infinita tristeza.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

13. PRIMER MISTERIO

La familia Gamboa está llena de misterios y secretos, como cualquiera que ha dedicado parte de su vida a mostrarse ante la sociedad como lo que ésta espera de ella.
Algunas veces intenté saber más sobre algunos de los comentarios que se iban al vuelo cuando platicaban las tías y mi madre, o los domingos en las comidas que hacía tía Frida, y a las que iba tío Rolando con su familia, y a veces algunos más de las otras ramas de los Gamboa. Sin embargo, nada quedó claro sobre varias cosas que se dijeron, ni se quiso aclarar esas cosas, más bien se embrollaban con los silencios y las frases evasivas.
El primer misterio que trataré aquí apenas lo he semblanteado, y se refiere a mi madre. Son dos las cosas que no entiendo. La primera tiene que ver con la fecha de su nacimiento. La segunda con sus estudios.
No intentaré resolver aquí este misterio, sino que sólo lo enunciaré, esperando que otra información que obtenga después me permita aclarar más este panorama de sombras que hay ahora.
El 7 de enero de 1958, la abuela Carolina y mi madre se presentaron al registro civil de Chuburná de Hidalgo, y pidieron se levantará el acta de registro de nacimiento de mi madre, diciendo que había nacido el 12 de mayo de 1931. La abuela ya era viuda, y mi madre se casaría tres días después por lo civil con mi padre. Este registro extemporáneo es muy raro, y todavía lo es más que aparentemente no exista otro registro de nacimiento.
Si nació realmente en ese año, la abuela debía tener unos 39 años de edad. Parece que esto no es raro, pues las mujeres de entonces concebían hasta edad avanzada. No obstante, tía Frida y Fridita decían que mi madre se había quitado edad, pero ¿qué significa eso exactamente?
Encontré un certificado parcial de estudios de nivel secundaria que hizo mi madre en la Escuela Secundaria "Adolfo Cisneros Cámara", en donde se indica que cursó algunas materias entre 1937 y 1941. Si esto fuera cierto, y ella hubiera nacido en 1931, entonces habría llevado estos estudios entre los seis y los 10 años, lo cual me parece muy improbable.
Acabo de hallar un diploma que la acredita como profesora de piano, expedido el 8 de junio de 1956 en la Academia de Música "Sagrado Corazón" de la profesora Lucrecia Pinzón de Orozco. Sin embargo, en la entrega anterior relaté la historia que mi madre me platicó de como pudo estudiar piano, por lo que esto no me parece tampoco congruente. En este año, ella tendría 25 años, si seguimos con la cuenta desde 1931.
El 29 de junio de 1960 obtuvo el diploma de taquígrafa y mecanógrafa, que le expidió la Academia Comercial "América". Recuerdo que escuché que ella había trabajado como secretaria billingüe en Henequeneros de Yucatán, el antecesor de CORDEMEX. Ahí estaba asignada a la oficina del director.
Con la ayuda de tía Elsie entró a estudiar al Instituto Federal de Capacitación del Magisterio en 1960, donde cursó a la par estudios de los ciclos secundario y profesional. De esa manera, en 1964 se tituló como maestra de educación primaria, y al siguiente año recibió su certificado avalando haber cubierto los estudios de nivel secundaria.
Realizó otros estudios en la Normal Superior, en la Universidad Pedagógica Nacional, y otros de capacitación en oficios, pues siempre tuvo muchas inquietudes, además de ser muy práctica.
Tenemos entonces que no sabemos con exactitud sobre su nacimiento y sus primeros estudios. Por ejemplo, ¿dónde aprendió a hablar inglés? Más bien, parece haber varios secretos soportando este misterio. En una situación parecida se encuentra tío Carlos, pero de él hablaré en otra ocasión.

martes, 16 de noviembre de 2010

12. MI MADRE Y LA MÚSICA

Durante muchos años, desde fines de los años 70 y el primer lustro de los 80, mi padre hacía una fiesta anual para reunir a sus amistades extranjeras, y particularmente para honrar a su amigo y maestro de hipnotismo Cress Mann (1901-1987). En esas fiestas, el momento estelar era cuando mi madre amenizaba la fiesta con el piano, o improvisaba melodías para bailar y se animaba la fiesta con todos brincando, hasta que los invitados pedían esquina.
Recuerdo que de niño escuché la anécdota de la clase de piano a la que debían ir las tías Frida y Elsie, aunque no les gustaba. La educación musical era una parte importante del ser de esta familia, y particularmente las mujeres debían saber del asunto. Mi madre acompañaba a mis tías y aprendía las lecciones que ellas no podían dominar. La maestra de piano se dio cuenta, y dado que mis abuelos pensaban que mi madre era muy pequeña para aprender, ella los convenció y mi madre estudió piano varios años, creo que hasta la muerte del abuelo Rodolfo.
Aunque no pudo continuar sus estudios de música, ella tenía un gusto que la hacía acudir, siempre que podía, a conciertos, operas y operetas, musicales y a coleccionar partituras. Además, era una pianista lírica, pues bastaba con tararearle cualquier melodía y ella la ejecutaba con gran maestría, pues dominaba bastante bien la armonía.
El piano de la casa era uno vertical de marca Steinway, de los hechos en Hamburgo y que tenían varios sellos en el arpa, correspondientes a los lugares (Londres y Nueva York) por donde se les había seguido el proceso de producción y distribución.
Debido a esta pasión de mi madre, en la casa de la 61 todavía hay varias partituras, y una de ellas es de la canción yucateca "Gentil meridana", cuya música compuso Ricardo Palmerín. La reproducción que aquí muestro le fue dedicada a mi madre por el compositor.
Además, era común que ella copiara partituras que no podía conseguir, y en una que hizo de la melodía "Principe Vals", de Agustín Lara, encontré la anotación de propiedad que aquí reproduzco.
Escucharla tocar el piano era algo mágico, y causaba gran asombro su capacidad de improvisación y la forma como podía animar las reuniones con sus interpretaciones. Toda la casa era una fiesta en esos momentos, y los vecinos muchas veces fueron testigos de la animación que había adentro, misma que amenazaba siempre con desbordar a la calle.
Cuando eramos niños, mi madre quiso que mi hermanito William y yo aprendieramos a tocar el piano. Él no quiso hacerlo y lo dejó, aunque tenía una inteligencia increíble para el solfeo. Yo pude estudiar 13 años con tres profesores distintos. Mi primer maestro era muy estricto y ni siquiera recuerdo su nombre. Mi segunda maestra fue doña Julia Baqueiro, y a ella siguió y fue una gran influencia en mí la maestra Dea Valencia Rivero.
Luego de que murió mi madre, mi hermanito William y yo habíamos quedado que el piano es mío, dado que a él nunca le interesó la música y yo estudié el instrumento. No obstante, decidió llevarse mi piano y sólo avisarme que lo había tomado para que sus hijos aprendieran música. Estos niños jamás han hecho sonar más que ruidos, por lo que espero poder recuperarlo en algún momento en los próximos meses. Mientras tanto, mi hermano seguirá escondiéndose cada vez que quiero tratar el tema, y mis sobrinos, influidos por su santísima madre, buscarán convencerme de que el piano se ve bonito en su casa y los hace ver bien ante sus amigos.

lunes, 8 de noviembre de 2010

11. HOCTÚN

Ayer fui por primera vez a la Villa de Hoctún. Lo que encontré fueron vestigios de un pasado que se perdió enmedio de esa cosa rara que es la historia de Yucatán.
Mi intención al viajar allá fue encontrar dos casas que vienen mencionadas en los papeles que tengo conmigo. Una fue la casa donde nació tío Rodolfo, que se localizaba en Cuartel 2o., Manzana 12, Calle 18, No. 114. La otra fue casa del bisabuelo Braulio, que estaba en el Cuartel 3o., Manzana 12, Calle 23, No. 114.
Llama la atención que ambas casas tuvieran el mismo número exterior, a pesar de encontrarse en calles distintas.
Llegamos a Hoctún al mediodía, y en el centro lo primero que llama la atención es la iglesia, que es muy grande y parece que inició su construcción a fines del siglo XVII, por el año 1691. Su entrada mira al Norte, y al recorrerla pudimos ver sus almenas y contrafuertes, así como tres lozas con escritos, dos adosadas al frente y una en el costado Oriente.
Buscar las casas que quería ver se volvió muy complicado, pues ningún domicilio de Hoctún está marcado con numeración externa. El chofer del tricitaxi que tomamos nos dijo que antes las casas sí tenían los números señalados, pero que hubo una orden de borrarlos. No fue fácil sacar más información de este señor, sólo que había varias cantinas en la población.
Pude localizar la calle 18, que pasa inmediatamente atrás de la iglesia, y tras preguntar por la casa no obtuve mucha orientación, ya que había gente que ni siquiera sabía el número de su propia vivienda. Con algún trabajo, ubiqué el lugar donde probablemente estuvo la casa donde nació tio Rodolfo, que aquí muestro en la fotografía. Puede verse que los edificios han sufrido cambios leves en su estructura, y uno de ellos se encuentra abandonado.
De igual manera, encontré la calle 23, que es perpendicular a la calle 18 y colinda con el Palacio Municipal. Esta vía termina en el jardín, pues no tiene continuación en el lado norte trasero de la iglesia.
En la calle 23 hay grandes casas, incluso alguna con balcones. Una de las casas muestra una placa que puso Prohispen, A.C., donde dice que allí nació don Graciano Ricalde Gamboa.
El chofer nos dijo esta calle fue la principal y eso se nota por el tamaño de las casas y porque la calle tiene como fondo la fachada de la iglesia. En esta calle vivió el bisabuelo Braulio, padre del abuelo Rodolfo.
En general, puede inferirse de lo que está a la vista que Hoctún tuvo tiempos mejores, pues hay muchas casas bien puestas, incluso unas elevadas o de dos pisos, que se localizan alrededor de la iglesia y el jardín, así como en las calles 23 y 18.
Espero poder hacer otra visita luego de investigar más sobre este lugar.

jueves, 4 de noviembre de 2010

10. LAS PINTURAS DEL PRIMO FERNANDO

Aún tengo un recuerdo muy vívido de una tarde en el jardín interior de la casa en la década de los 60.
A mi hermanito William y a mí nos bañaron y vistieron con ropa de calle: Pantaloncillos cortos, camisa de manga corta desfajada y los botines ortopédicos que debíamos usar. Nos peinaron esmeradamente con brillantina... y luego supe para qué, pues mi primo Fernando nos iba a dibujar a petición de mi madre y mi tía Elsie.
Hacía algo de calor, y enmedio de los aromas de las rosas, las mariposas y el limón, William estaba de pie y yo sentado, y así debimos quedarnos quietos en el jardín por más de una hora de aquella tarde estival, mientras mi primo nos dibujaba. Al final, ese dibujo, que ahora no encuentro, mostraba más que muchas fotografías, pues era como él nos miraba.
Mi primo Fernando Humberto Gamboa Rosas es el primer hijo de tío Fernando y tía Elsie Rosas Evia. Nació en Mérida el 17 de abril de 1950 y desde muy joven mostró sus dotes de artista. En la casa de la calle 61 se conservan cuatro de las cinco pinturas que aquí muestro. Sólo me llevé a mi casa la pintura de Jesús, luego de la muerte de mi madre.
En particular, recuerdo que las tías le tenían mucho aprecio y veían esa vena de creador que llevaba adentro. Tía Frida también tenía en su casa un cuadro de Jesús y otros pintados por Fernando.
Él se ha dedicado a hacer varias cosas desde la muerte de su padre a fines de 1969. Fue a estudiar a la capital del país la carrera de arquitectura en la UNAM, de la que se tituló en 1974. Más tarde, hizo un diplomado en desarrollo social y urbano en la Universidad de Sussex, en Gran Bretaña.
Ha trabajado en la administración pública y en empresas paraestatales. Fue secretario particular de Diana Laura Riojas de Colosio y perteneció al llamado "Grupo Colosista". Fue cónsul de México en Oxnard, California y ahora trabaja para FONATUR en proyectos turísticos y de urbanización.

No tengo una fotografía actual de él, sino una de su primera comunión, misma que publicaré en otra ocasión. Por de pronto, va este homenaje a la belleza, tal como la veía mi primo Fernando en su adolescencia.

sábado, 23 de octubre de 2010

9. ASCENDENCIA DE LOS ABUELOS

He mencionado a los abuelos en todo lo que llevo escrito, y en particular en las notas 1 y 4. Ahora quiero referirme a lo poco que sé de su ascendencia, de lo cual no aparece nada en el trabajo genealógico de don Joaquín de Regil Gamboa.
Conforme consta en varios documentos que tengo, el abuelo Rodolfo está asentado como hijo de don Braulio A. Gamboa Moguel y doña Mercedes Escalante. El bisabuelo Braulio fue hijo de don Leocadio Gamboa y doña Francisca Moguel. Estaba vivo cuando los abuelos se casaron en septiembre de 1912, pues el matrimonio civil fue en su domicilio.
La bisabuela Mercedes fue hija de don Eligio Escalante y doña Tomasa Ricalde. Esta bisabuela aún estaba viva en 1943, cuando falleció su hijo, el abuelo Rodolfo. Seguramente, en ese año ella vivía con otro de sus hijos.
La abuela Carolina fue hija de don Bibiano Gamboa Ancona y doña Candelaria Gamboa Santana. El bisabuelo Bibiano enviudó antes de 1919, y en ese año radicaba en Motul. Fue hijo de don Bernardino Gamboa y doña Clemencia Ancona. Falleció el 2 de diciembre de 1921, y según consta en su acta de defunción tenía 58 años, por lo que debió nacer alrededor de 1864.
La bisabuela Candelaria fue hija de don Esteban Gamboa y doña Petrona Santana.
En los documentos que tengo aparecen también, con cierta frecuencia, los nombres de don Victoriano Gamboa Sosa, quien trabajaba como comerciante. Además, están mencionados Arturo Gamboa R. y un señor de apellidos Lugo Pérez, quien al parecer se casó con la tía abuela Clemencia, hermana de la abuela Carolina. Creo que estos señores pudieron ser parientes de los abuelos.
Pienso seguir investigando estos antecedentes, por lo que volveré a hablar de ellos más adelante.

viernes, 22 de octubre de 2010

8. SOBRE LOS TÍOS RODOLFO Y CARLOS

Estos son los tíos con quienes menos traté. El tío Rodolfo murió un año antes de que yo naciera. El tío Carlos vivía en la ciudad de México, y sólo viajó y estuvo con nosotros mientras vivió la abuela Carolina.
Ambos eran los hijos varones mayor y menor de los abuelos. Mi madre los quiso mucho a los dos.
Del tío Rodolfo se hablaba muy poco. Más bien escuché muchas veces que fue muy desgraciado en su matrimonio, pues no pudo terminar la carrera de medicina, no llegó a tener la solvencia económica que le exigía su familia política, y se casó con una dama de sociedad con fuertes vínculos -no entendí nunca si eran reales o imaginarios- con la antigua aristocracia hacendaria yucateca.
Don Rodolfo Ariosto Gamboa Gamboa nació en Hoctún el 8 de julio de 1913. Ignoro cómo fueron sus primeros estudios, pero cursó la carrera de medicina. En 1941 y 1956 trabajaba como empleado, y en 1943 y 1951 se ostentaba como estudiante o pasante de medicina. Entre 1948 o 1949 y 1953 vivió en Halachó con su familia, misma que luego pasó a Mérida, y vivó en una casa en la calle 60.
Se casó el 25 de julio de 1941 con doña Cristina Ávila Febles, la tía Cristina, con quien tuvo a mis siete primos: Rodolfo Artemio, María Cristina, Beatriz, Álvaro, Ricardo, Emilio y Noemí. Estos son mis primos mayores, con quienes he tenido muy poca relación.
Mi tío Carlos parece que fue punto y aparte en esta familia. Sólo una vez recuerdo haberlo tratado en Mérida, cuando llegó con su familia y se preparó un cuarto de la casa especialmente para ellos. Fue la primera persona que conocí, aparte de mi padre, que permitía a los niños darnos ciertos lujos en el cine o en la playa.
Durante las temporadas que hizo mi madre en el Distrito Federal, cuando fue a estudiar en la Normal Superior, entiendo que pudo reunirse con el tío Carlos algunas veces, aunque siempre fue en cafés o restaurantes, y nunca en su casa. Esta situación no se debía a que ella no fuera invitada por su hermano para llegar a su hogar, sino que la relación de la esposa del tío Carlos -la tía Estela- con las tías y mi madre no fue nunca buena. Ellas llamaban a la tía Estela "La Piojosa".
Don Carlos Enrique Gamboa y Gamboa nació en Mérida el 28 de julio de 1930, aunque su registro fue extemporáneo, pues el abuelo Rodolfo lo presentó al Registro Civil hasta el 4 de febrero de 1941. Recuerdo que mi madre y tía Frida me relataron que hubo que alterar su acta de nacimiento para que pudiera entrar siendo menor de edad al Colegio Militar.
De 1942 a 1945, hizo sus estudios de secundaria en la escuela "Adolfo Cisneros Cámara", y se le expidió el certificado de estos estudios con fecha 23 de noviembre de 1945. Se aprecia en la copia del certificado que tengo que no era un alumno dedicado, pues sus calificaciones eran las mínimas aceptables.
Se desempeñó en el ejército nacional hasta su muerte, en la década de los 80. Encontré que en febrero de 1952 era Teniente de Infantería, y en junio de 1962 se referían a él como Capitán 2o. Ingeniero Industrial. Me parece que escuché sobre él que formaba parte del Estado Mayor Presidencial.
Casó el 16 de julio de 1952 con doña Estela Arvizu, una regiomontana, y de esta unión tuvo cuatro hijos, aunque sólo recuerdo los nombres de tres de ellos: Estela, Carlos y Carolina. A la última la trataba muy mal su madre, y las tías decían que porque no la quería ya que se llamaba igual que la abuela.
De estos tíos no tengo más que decir, y sólo mencionaré una vez más a tío Carlos cuando me refiera a uno de los misterios de esta familia.

jueves, 21 de octubre de 2010

7. PRIMICIAS DE TÍA FRIDA

De tía Frida puedo decir muchas, demasiadas cosas, pues como crecimos en vecindad la veía a diario, hablabamos siempre y a menudo atendíamos cualquier llamado que nos hiciera, o la buscábamos para platicar o pedirle alguna cosa.
Ella fue, por decirlo de un modo, el alma de los Gamboa, pues pasó a ser la persona a quien todos los de esta familia iban a ver luego de la muerte de la abuela Carolina, además de ser quien estaba al pendiente de todos.
No había día ni ocasión para tener el mejor pretexto para estar en su casa, y es que tres cosas allá lo hacían sentir bien a uno: La comida de tía Frida, pues tenía un sazón inefable. Seguía su patio, que se dividía en dos partes, la primera de jardín con sus rosas y con plantas que tenía para su uso en las comidas, y luego la sección con plantas frutales y cítricos, donde además había un pozo. Había plátanos, naranjas dulces y agrias, limones, guanábana, el gran árbol de aguacate mantequilla, achiote y otra gran variedad de plantas en esta parte de atrás.
La vida que llevaban tía Frida y su familia siempre les causó apreturas, pues recibían a los que llegaban con refrescos, galletas, dulces y comidas. Por esta razón, mi madre optaba por pagar las comidas que nosotros hacíamos en su casa los domingos, a fin de que ella y tío Mario pudieran sufragar ese ritmo de vida. Entiendo que también tío Rolando y tía Elsie debieron apoyar de alguna manera para mantener esas reuniones de los domingos.
Doña Frida Renée del Rosario Gamboa Gamboa nació en Mérida el 22 de febrero de 1917, por lo que fue el tercer hijo vivo de los abuelos. Tuvo una vida plena de anécdotas que relataba cuando se lo permitían sus afanes, pues casi siempre la encontraba uno ocupada.
Estudio para químico farmacéutico en la Universidad de Yucatán, en la Facultad de Química y Farmacia, y obtuvo el título correspondiente poco después de la muerte del abuelo. El festejo fue muy íntimo, en casa del tío Rodolfo.
Tía Frida trabajó hasta su jubilación en el Dispensario Médico Municipal, que se encontraba en la esquina de las calles 50 x 61. Además, era responsable de dos o tres farmacias, por el rumbo del Mercado Municipal. Fue muy popular y bien recibida en todos sus trabajos.
Su rutina diaria giraba en torno a sus ocupaciones y su esposo tío Mario, y no parecía aspirar a otra cosa. Recuerdo cuando hubo que convencerla de ir a un viaje a Cuba con nosotros, y sólo aceptó hasta que convencieron primero al tío y él aceptó que ella se fuera. El problema era que a tío Mario no le gustaba viajar.
Cumplió más de 55 años casada, y creo que siempre quiso mucho a tío Mario, además de que era mujer acostumbrada a tener junto a su marido.

No tuvo hijos, pero adoptó a mi prima Fridita, la eterna soñadora de la que hablaré más adelante, cuando le toque el turno. La adoración de tía Frida era su hija.
Hay tantas cosas que podría contar de mi tía Frida: Siempre le llamé "Mami" y nos educaron para incluirla en los festejos del 10 de mayo. Sólo agregaré ahora que cuando murió el 13 de abril de 1999, una hecatombe cayó sobre todos nosotros. Los más cercanos a ella no pudieron resistirlo: Tío Rolando, tío Mario y Fridita. Fue una cosa terrible, y mi prima Fridita hizo un obituario a mano que nos dio a todos los cercanos.
Esta tía fue una fuente inagotable de noticias sobre la familia, por lo que la refiero a cada momento y seguiré acudiendo a ella para recordar los momentos definitivos y definitorios de los Gamboa.

miércoles, 20 de octubre de 2010

6. PRIMICIAS DEL TÍO ROLY

Me es difícil pensar en un concepto de este tío, pues era como un enorme rompecabezas que cambiaba a cada movida que uno hacía. Ora era camaleónico, en otro momento metamórfico, y luego volvía a ser la persona de una sola palabra de la que tengo, como recuerdo más antiguo de mi infancia, que me dijo que los hombres no se besan, debido a que mi madre me había enseñado que a los tíos y tías debía saludarles de beso y tutearlos.
Aún recuerdo cuando hace más de 35 años fuimos a visitarlo al campo militar de Irapuato, donde entre otras cosas tenía a su cargo la cocina y el comedor. El respeto que le mostraban los militares me impresionó mucho, y por ser sus sobrinos mi hermanito y yo fuimos tratados al punto del consentimiento.
Tío Rolando (le decíamos "Roly") tuvo como adoración a mis tías Frida y Elsie, sobre todo a la primera, y cuando ella murió en abril de 1999, al poco falleció él.
Era lo que podríamos llamar un "hombre de familia", pues todo el tiempo estuvo pendiente de su casa, y en sus últimos años tuvo un gran pesar por la suerte de mi primo Róger, de quien platicaré en su momento.
En la fotos de la derecha y abajo vemos a los tíos Roly y Alicia con mis primos. En la que está a la derecha, vemos detrás de ellos a mi primo Rolando. El sonriente junto a mi tía es Roberto. Ella lleva abrazado a Gerardo. Con tío Roly, vemos que sujeta a Róger y a Javier. En la foto de abajo los vemos, de izquiera a derecha, con Ricardo, Alicia y Gerardo.
Don Rolando Elsner Alberto Gamboa y Gamboa nació en Mérida el 26 de febrero de 1919, siendo el cuarto hijo de los abuelos. Estaba en la milicia nacional en 1947, y se mantuvo en el ejército hasta su jubilación. Después, tuvo varios trabajos, y aún recuerdo cuando a inicios de los años 90 fuimos a visitarlo a las oficinas de la SARH en la calle 59, luego de que se restableció de una operación a corazón abierto que tuvieron que hacerle.
Era asiduo a la casa de tía Frida todos los domingos, por lo que tenía la oportunidad de verlo con esa frecuencia. Era muy platicador y frecuentemente alegaba sobre cualquier asunto que se pusiera en la mesa. Él fue también quien me dijo en una ocasión que los niños sólo podíamos escuchar en la mesa, pero que no podíamos hablar, pues eso correspondía a los adultos. Aunque no pudiera participar, me quedaba porque me gustaban mucho sus pláticas y las veces que discutía sobre cualquier cosa. En honor a la verdad, debo decir que mi tío no era consistente con esta prohibición que me puso, pues sus hijos si podían hablar cuanto quisieran.
Una anécdota que escuché frecuentemente es que en cierta ocasión subió a la mesa del comedor a sus hijos mayores, para que pudieran mostrar sus botas nuevas a la abuela Carolina. Ellos se pusieron a zapatear la mesa y eso molestó mucho a mi madre y a tía Elsie. No sé cuantas veces escuché esa historia, incluso contada por tía Frida, pues la decían para señalar al tío como alguien muy testarudo. En verdad era terco algunas veces, y la única ocasión que lo vi flaquear fue en el caso de Róger.
Se casó con doña Alicia Cárdenas Cantón el 21 de septiembre de 1947, y de su unión nacieron mis siete primos: Elsner Rolando, Roberto Enrique, Javier, Róger, Gerardo, Ricardo y Alicia. El primero de estos primos fue Elsner Rolando, quien nació el 16 de julio de 1950.
Fue testigo del paso del huracán Janet en Chetumal, en 1957, cuando el mar arrasó con el poblado y cambió de calle una casa sobreviviente. También le tocó vivir varias situaciones a nivel nacional, debido a la movilidad que tuvo en el ejército.
Más adelante, espero tratar más de este tío. En particular, deberé tocar lo referente a su participación en el pleito de la casa en algún momento.

lunes, 18 de octubre de 2010

5. PRIMICIAS DE TÍA ELSIE

Cuando me avisaron, pasada la medianoche, que tía Elsie había fallecido, tuve que controlar el gran dolor que me atacó, y una de las cosas que hice fue escribir un poema que trata sobre mi relación con ella. Empezaba diciendo:
En tus ojos vivía un duende
-pícaro como él sólo-,
y al mirarme me abrazaba en un guiño
y me decía "te quiero".
Debía tener 12 años cuando me pidieron en la escuela que hiciera el árbol genealógico de mi familia. Recuerdo que para mí fue muy confuso lo que resultó, luego de que las tías Frida y Elsie, junto con mi madre, me empezaron a decir nombres y más nombres de parientes, con diversos apellidos como Lara, Ricalde, Moguel y otros que, según ellas, estaban emparentados con nosotros. También me dijeron que nadie de nuestra familia se había quedado en Hoctún. La parte de mi primer apellido fue más sencilla, pues mi padre recordaba muy poco.
Tiempo después, encontré en el ropero de la abuela una bolsa con fotos de la familia. Hubo dos que recuerdo vivamente: Una era muy borrosa y en ella aparecía el bisabuelo Bibiano; me dijeron que le debieron tomar la foto en Hoctún. La otra era de mis tías y mi madre, y se las tomaron juntas cuando eran muy jóvenes; Fridita y yo coincidimos en nombrarlas las "Tres Gracias", por lo bellas que se veían .
En esa bolsa apareció una fotografía del actor Roberto Cañedo, dedicada a tía Elsie. Cuando pregunté, tía Frida me dijo que ese señor había estado muy enamorando de tía Elsie, pero que ella lo rechazó y que por eso él había enfilado sus querencias a las hermanas Valencia, y se había casado con una de ellas, que se llamaba Nellie. Esa historia me impresionó mucho, y es que tía Elsie ya era una mujer madura cuando yo nací. Sin embargo, de joven fue una mujer bastante atractiva, aunque muy seria en su vestir y un tanto abstraída de las cosas vulgares de la vida.
Le gustaba viajar, e hizo grandes travesías por el mundo. Además, de joven fue buena nadadora, y competía con sus hermanos cada vez que se iban de temporada.
Doña Elsie Sulema de las Mercedes Gamboa Gamboa vio la primera luz el 20 de diciembre de 1914 en la ciudad de Mérida. La registraron con el primer nombre "Elicie", y en 1974 lo cambió para que quedara sólo "Elsie". No sé bien cuáles fueron sus estudios, aunque estoy enterado que aprendió piano y nunca le gustó practicarlo. En 1940, era estudiante del tercer año de la Escuela Normal Urbana "Rodolfo Menéndez de la Peña". Obtuvo el título de profesora de educación elemental y superior. Seguramente influyó en su decisión de dedicarse al magisterio el doctor José Montes de Oca, con quien creo que ella trabajaba y luego fue sinodal de su examen de grado.
Tía Elsie era muy detallista, pues siempre estaba pensando en qué cosas regalar a sus sobrinos, o cómo ayudarlos, y a veces convocaba a tía Frida y mi madre para tratar algún asunto relacionado. En este rubro también entraban las felicitaciones y las tarjetas navideñas, que no podían faltar.
Otro asunto en el que fue muy minuciosa eran sus vestidos, pues como mujer robusta que era, y dado que en las últimas dos décadas se hizo gorda, se mandaba a hacer su vestuario con modistas. Era todo un espectáculo acompañarla a revisar figurines, escoger telas, que le tomaran las medidas, volver otro día a tomar nuevas medidas, a pruebas, ajustes y remates de alguna cosilla. Las horas que invertía en sus vestidos eran considerables.
Sus últimos días fueron terribles, pues padecía diabetes, presión alta y murió de un ataque al corazón luego de una trágica operación donde le amputaron la pierna. Falleció en 1985, el año del terremoto. Cuando me avisaron, pasada la medianoche, pensé que vivía mi peor pesadilla; al despertar, alguien que escuchó la llamada me dio el pésame y la tierra se abrió, y pude librar la caída por un poema que hice, que habla de mi relación con ella, y que termina diciendo:
Hermosa alhaja en su concha de hamaca,
que vive del sueño..., en una novela.
Mi actriz favorita...
Mi empuje forzoso...

4. PRECISIONES SOBRE EL ABUELO RODOLFO

Revisando entre otros documentos familiares que me traje de Mérida, he podido reunir varios que me dan nuevos conceptos sobre el abuelo Rodolfo, que vienen a corregir y completar lo que escribí en la nota 1. Así, veo que no tuvo sólo dos hermanos, como antes indique, sino que fueron seis los hijos de los bisabuelos Braulio y Mercedes: Rodolfo, Ricardo, Carlos, Enrique, René y Oscar.
También encuentro que el abuelo Rodolfo recibió su título de profesor de instrucción primaria inferior y superior el 20 de marzo de 1909, luego de haber cursado sus estudios en la Escuela Normal de Profesores del Estado. En el título se consignó que él vivía en Mérida y que tenía 20 años.
En 1937 era maestro de grupo normalista "A" de primaria en el estado de Morelos, y como escribí antes, llegó a ser inspector escolar federal en Yucatán. Según una nota de prensa que tengo, ocupó también puestos públicos en las administraciones del estado.
Tío Mario me contó en una ocasión que el abuelo Rodolfo tenía muy mal carácter y que era muy colérico, y que cada vez que iba a visitar a tía Frida, cuando eran novios, en los cuartos interiores de la casa escuchaba gritar improperios al abuelo, y a la abuela tratando de calmarlo.
Murió el 5 de mayo de 1943. Según recuerdo, me dijo tía Frida que fue porque padecía del corazón. La bisabuela Mercedes aún vivía cuando él se fue. Como se acostumbraba antes, fue velado en su casa, y el día 6 de mayo fue inhumado en el Panteón General.
Durante el sepelio, se hicieron presentes, entre otros, compañeros de tía Frida en la Facultad de Química, el Club de los 13, el Club de los Tiernos y otras personalidades que quiero investigar más.